Tormentas cambiantes y temperaturas: la ira de la madre naturaleza

El clima ha estado mostrando patrones extraños este año. En verano, hubo un intenso calor y lluvia continua. En el otoño, se estaba congelando en un día y hacía calor al día siguiente.
Los científicos han explicado que estos cambios drásticos se deben al calentamiento global y estoy de acuerdo con ellos. La madre naturaleza está harta de ser empujada y ahora está luchando con furia. El año pasado ha habido muchos más huracanes y desastres naturales que nunca.
La temporada del año pasado terminó con 10 huracanes y seis huracanes principales que devastaron las comunidades cercanas. Incluso hubo una erupción volcánica en Indonesia. Incluso el volcán de Yellowstone (la Caldera) está experimentando un aumento en los niveles de amenaza debido a los cambios del planeta y el temor a que este entre en erupción como los otros volcanes es real.
Tsunamis y marejadas han derribado grandes barcos. Además, la idea de que la Antártida se derrita y cause una inundación mundial hace que la gente se prepare para el apocalipsis. Estos eventos nos han demostrado que ya no podemos ignorar el problema.
Si queremos que nuestras civilizaciones sobrevivan, debemos ordenar evacuaciones masivas en áreas donde los desastres tropicales golpearán y causarán la mayor destrucción. Los países deben dejar de lado sus peleas actuales y unirse para resolver los problemas de contaminación. Las personas tienen que dejar de usar productos de gas y automóviles para arreglar la capa de ozono. El gobierno debería comenzar a utilizar la ley marcial para forzar a las personas a cambiar sus formas de contaminación irresponsables.
Es hora de que la raza humana sea más consciente de las necesidades de la planeta y regrese a sus tiempos más simples en los que no confiamos en las máquinas que alimentan el carbón. Si no queremos convertirnos en agricultores o unirnos a los Amish, debemos utilizar máquinas eléctricas o solares. Hay muchas maneras de ayudar al medio ambiente. El problema es que no escuchamos a los demás y solo sucumbimos al cambio cuando nos vemos obligados a hacerlo o cuando nuestras vidas están en peligro.